Encara que d'entrada puga sobtar, vos proposo un text de Quintilià, Institutio Oratoria, llibre I, capítol 3, paràgrafs 13-16, en traducció al castellà de Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier, del 1916. He de dir que m'he decidit per este text perquè el 20 de novembre (eleccions a banda) va ser el Dia Universal de l'Infant. No cal dir que el text dóna prou per a comentar...
El azotar á los discípulos, aunque está recibido por las costumbres, y Crisipo no lo desaprueba, de ninguna manera lo tengo por conveniente. Primeramente porque es cosa fea y de esclavos, y ciertamente injuriosa si fuera en otra edad, en lo que convienen todos. En segundo lugar, porque si hay alguno de tan ruín modo de pensar que no se corrija con la reprensión, éste también hará callo con los azotes, como los más infames esclavos. Ultimamente, porque no se necesitará de este castigo, si hay quien les tome cuenta estrecha de sus tareas. Mas ahora parece que de tal suerte se corrigen las faltas de los niños cometidas por el descuido de sus ayos, que no se les obliga á hacer su deber, sino que se les castiga por no haberlo hecho. En conclusión, si á un niño pequeñito se le castiga con azotes, ¿qué harás con un joven, á quien ni se le puede aterrar de este modo, y tiene que aprender cosas mayores? Añadamos á esto, que el acto de azotar trae consigo muchas veces á causa del dolor y miedo cosas feas de decirse, que después causan rubor: la cual vergüenza quebranta y abate al alma, inspirándola hastío y tedio á la misma luz. (Quint. Inst. 1 3.13-16)
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